Despacio... No digas nada.
Que el momento tiene su propio autor en cada gesto.
Cada vez que pudimos mirarnos, fuimos testigo de lo que se sentía.
Y te lo niegas... y te lo callas...
porque los pliegues de tu cama se enfrían y no miras,
no...
no miras mi espalda...
Más bien recortas silencios y cuelgas las palabras...
Pero no importa, no... porque yo conozco tu calma
y se de verte amanecer enfurecida
con tu cuerpo en llamas,
sorteando los canales de mi piel blanca,
haciendo que mi río, se vuelva agua... Verónica Haluk Prohibida su reproducción
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