A mi pequeña Venecia, segunda parte....

Perdón… Porque nuestro paraíso estaba repleto de un radiante sol
y no pude disfrutarlo junto a tu sonrisa.
Sé que el frio corporal es reflejo de esta carencia emocional en la cual elegí
aislarme por un tiempo, no por herejía,
sino más bien por mi humilde dolor de niña.
Sé que tu cuerpo da una bienvenida conocida por mí
y que si mis vientos giran, el agua se vuelve rio y mis manos suspiran…
Pero sin contar las horas, cuento días y son agujas pesadas las que marcan mis pisadas,
que hoy están perdidas…
Pero amor, en mi alma anocheció deprisa y el roció cubrió todo lo que quedaba de mí
sin dejarme esa opción posible de cubrirme al menos mis heridas.
Sola dame ese instante necesario y podremos ver nuestro paraíso brillar
aunque una parte de mí, se quede suspendida.... Verónica Haluk
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