Escucho el silencio.
Las voces más profundas que conocí
vinieron con este silencio mortal
que afina a mi oído y sus escondidos secretos.
¿Dónde estoy?
¿Hacia dónde debo verte lejana?
¿Nada concluye sin previo aviso?
La cama arrugada.
Mi muerte blanca una y otra vez.
Las secuencias me pertenecen
no dejo de lado ninguna incoherencia.
Me reciclo para no perder esta dulce mutación
que mi locura se encargo de maltratar bien
y dejarla a mi azar.
Así debe ser.
Esa es la paz que me pertenece.
Desligo mi conducta protectora solo por un momento,
escucho mi sentencia.
Comprendo cómo y porqué debe padecerla.
Cierro mis ojos
y una sola de mis preguntas se me contesta... Verónica Haluk
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso de la autora.
Copyright 2011 © Todos los derechos reservados.
2 comentarios:
estan buenisimos los poemas
Gracias!
Publicar un comentario